miércoles, 21 de mayo de 2014

Mala pasada

Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña era tataranieto de Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta. Su madre Rosa Sáenz Peña era hija del presidente Roque Sáenz Peña y nieta del presidente Luis Sáenz Peña. Su padre Carlos Alberto Saavedra Lamas fue el primer argentino galardonado por la Academia Sueca, que le otorgase el Premio Nobel de la Paz en 1936. 
Tataranieto de prócer, nieto y biznieto de presidentes, hijo de Premio Nobel: a Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña parecía aguardarle un porvenir brillante. Pero el destino le jugó una mala pasada. Según fuentes mediáticas, habría asesinado accidentalmente, en su juventud, a un compañero del Ejército, impulsando a su familia a recluirle preventivamente en una estancia cordobesa, abundantemente provisto de vituallas y dinero por su grupo familiar. Allí se haría notar por su cultura, su misoginia, su puntillosidad y su portación de armas. Este último rasgo le jugaría la peor pasada de su vida en 1973, al asesinar misteriosamente a su vecino Ramón Nazario Ruiz y a Lucio Oroná, hijo de Ramón Nazario Ruiz. Saavedra Sáenz Peña pasó varios años entre rejas y pretendió comprar el silencio de los deudos de sus víctimas, cediéndoles su estancia con cabezas de ganado y una casa en la capital cordobesa y ofreciéndoles costear los estudios del hijo menor de Ramón Nazario Ruiz. Todo parece indicar que los deudos no aceptaron la propuesta de Saavedra Sáenz Peña, quien, en 1979, tras su excarcelación, liquidó sus bienes en el paraje cordobés de El Diamante, donde perpetrara su misterioso crimen, sin que nunca más se supiera de él. Según el website genealógico http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I46816&tree=BVCZ,  Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña falleció el 24 de marzo de 2011, seis meses antes de cumplir sus 90 años, aunque dicho website no especifica dónde expiró, si es que realmente ha muerto.
En los imponentes festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña, tataranieto de Cornelio Saavedra, podría, de haber podido exhibirse como un anciano lúcido sin antecedentes criminales, haber compartido palco con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su conyugal predecesor. Pero, a diferencia de su tatarabuelo, Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña no estaba destinado a ser un prócer de la revista Billiken. Por esas trastadas de un destino aparentemente incorregible, apareció en las páginas policiales de la historia argentina, proporcionando anualmente una ingrata contracara a las vísperas de un 25 de Mayo supuestamente festivo. Como el que está avecinándose, por enésima vez, en suelo argentino. 
Gregorio Oroná, hijo y hermano de los dos cordobeses misteriosamente asesinados por Carlos Roque Saavedra Sáenz Peña

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