jueves, 30 de enero de 2014

Dólar kosher

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ha atribuido"una conducta antipatriótica" al empresariado alcista y a los medios comunicacionales actualmente obsesionados con informar sobre la cotización del dólar blueAlgo de razón tiene el Coqui, tocayo del nunca bien ponderado Jorge Luis Borges, quien alguna vez tildó a los dólares estadounidenses de "imprudentes billetes americanos", expresión acuñada por Borges en uno de sus magníficos cuentos del Libro de Arena, publicado en 1975, año del Rodrigazo y antesala del primer neoliberalismo argentino. 
No puede ser que aún queden argentinos arrodillados ante el dólar estadounidense. ¿Qué estadounidense se arrodilla ante el peso argentino? Seamos patriotas. No seamos más cipayos que los cipayos indios de 1857, que, al menos, tuvieron agallas para negarse a morder los cartuchos de los fusiles de la Compañía de las Indias Orientales, impregnados de grasas provenientes de vacas consideradas sagradas por los hindúes y cerdos considerados impuros por los musulmanes. Los judíos ortodoxos tienen su parte de razón: algo de kosher tiene que haber en nuestra vida; sino, terminaríamos sin valores. Como los tuvo el Mahatma Gandhi, oriundo de la India conmovida por el pronunciamiento cipayo de 1857. Ese Gandhi concebido como arquetipo de la no violencia y paradójicamente destinado a la muerte violenta infligida a Gandhi hace hoy 66 años. Gandhi fue contemporáneo de un Hitler responsable del exterminio de muchos judíos ceñidos a una dieta kosher. La actual Argentina alberga una de las comunidades judías más populosas del orbe. Muchos judíos argentinos no comen kosher. Pero si entendemos el término kosher como sinónimo de valores, no estaría de más preconizar un dólar kosher para una Argentina peligrosamente engolosinada con esos imprudentes billetes americanos antológicamente preconizados por Borges.

Etiqueta en portugués del aceite de oliva español kosher Borges

miércoles, 29 de enero de 2014

Vitrales del Pedemonte

En sus conversaciones con Pablo José Hernández, grabadas en 1978, José María Rosa evocaba sus años demoprogresistas, parcialmente vividos en la Santa Fe del decenio de 1930, devenida  en baluarte de la democracia progresista liderada por el entonces senador nacional Lisandro de la Torre. En diálogo con Hernández, Rosa refería cómo, en cierta ocasión, desafiara involuntariamente la famosa cólera del irascible De la Torre al presentarse en el austero domicilio porteño del añoso De la Torre con un proyecto legislativo sobre educación remitido por el prominente dirigente demoprogresista santafesino Luciano Molinas y recibido por De la Torre con el siguiente exabrupto temperamental: "¿A qué me manda Molinas esto? ¡Qué sé yo de educación!". Pero, según Rosa, De la Torre era capaz de interiorizarse rápidamente sobre temas poco conocidos por el líder demoprogresista. En la década de 1930 no había Internet y no era tan sencillo reunir información. De la Torre ya tenía sus buenos años y la mente del adulto mayor tiene fama de lenta. Esas limitaciones no impidieron que, al día siguiente de recibir el envío de Molinas, De la Torre exhibiera, según Rosa, un dominio completo de las cuestiones educativas en un almuerzo compartido por De la Torre y Rosa con otros comensales del restaurante porteño Pedemonte, cuyas instalaciones padecieran en carne propia la irascibilidad de un De la Torre requerido de desahogo y munido de un bastón arremetido contra un vitral del Pedemonte. 
Como trabajé en docencia, lancé peticiones on line en Change.org, página Web de petitorios, a beneficio de los 350 alumnos del Colegio Guido Spano (compulsivamente cerrado por sus dueños en la última Nochevieja) y de los 17.000 niños y adolescentes sin vacantes confirmadas en establecimientos educativos del gobierno porteño. ¡¡¡Y CASI NADIE ADHIERE!!! En Change.org hay quienes lanzan peticiones por motivos no educacionales y cosechan miles de adhesiones. ¿ES QUE A NADIE LE IMPORTA LA EDUCACIÓN? Ya no ejerzo la docencia, no tengo hijos en edad escolar, mi sobrinito recién va a sala de 2... Ya sé que estamos en época de vacaciones, pero al tema le siguen dando cabida en los medios y toda la bola... A mi pesar por el fallecimiento de mi madre, se suma mi pesar por la notoria indiferencia social por el divino tesoro educacional. Y no me da el bolsillo para almorzar en el Pedemonte y emular el gesto de De la Torre sobre los vitrales del añosísimo restaurante porteño.


Pepe Soriano encarna a Lisandro de la Torre en la película argentina Asesinato en el Senado de la Nación, dirigida en 1984 por Juan José Jusid (imagen Canal Volver)

lunes, 27 de enero de 2014

La señora de Tacna

Norma Aleandro en La señorita de Tacna (2005)

Este año se cumplen 100 años del estallido de la Primera Guerra Mundial, de la cual la flamante Rusia leninista optó por salirse mediante el Tratado de Brest-Litovsk, aunque ello le implicase ceder a Alemania 328.000 Km2 de territorio ruso. También se cumplen 30 años de la resolución definitiva del diferendo limítrofe argentino-chileno del Canal de Beagle desembocado en los sendos conatos bélicos binacionales de 1901 y 1978 y finalmente superado mediante un Acuerdo del Vaticano suscrito en 1984 ante un Juan Pablo II próximo a ser canonizado por el primer Papa argentino. (Dicho acuerdo contaba con el rotundo aval del electorado argentino consultado el 25/11/1984 en un referéndum sobre el particular).
Hermanos chilenos y peruanos: la cuestión de  Tacna y Arica es más simple de lo que parece. La cuestión del Beagle se reducía al eslogan argentino "Argentina en el Atlántico, Chile en el Pacífico". La cuestión de Tacna y Arica se reduce al eslogan "Tacna para Perú, Arica para Chile". Veamos las concesiones territoriales como el precio a pagar por el entendimiento entre los pueblos de la Tierra. Los latinoamericanos y demás seres humanos no hemos nacido para masacrarnos mutuamente. Ya no estamos en las épocas de las Guerras de la Triple Alianza,del Pacífico o del Chaco. Que Chile restituya a Bolivia su corredor marítimo e Inglaterra a Argentina las Malvinas y que reine la paz entre los pueblos de nuestra región y planeta.

Recuerdo La señorita de Tacna, pieza teatral de Mario Vargas Llosa, memorablemente interpretada por Norma Aleandro en el rol de una peruana de Tacna, apodada Mamáe, que llegaba solterona a los 100 años por no haber podido desposar a un soldado chileno ligado a la cuestión de Tacna y Arica. El flamante fallo de La Haya podrá dejar que desear en términos territoriales a ciertos sectores de las opiniones públicas chilena y peruana. Pero recomiendo que Vargas Llosa vaya escribiendo La señora de Tacna, con una sobrina biznieta de Mamáe desposando a un descendiente del amante chileno de Mamáe tras el inapelable dictamen del tribunal internacional. 

domingo, 26 de enero de 2014

Jackicillof Ryan

Chris Pine en Jack Ryan: código de sombra

En la reciente película estadounidense Jack Ryan: código de sombra, dirigida y protagonizada por Kenneth  Brannagh, Chris Pine encarna a Jack Ryan, analista financiero, veterano de guerra de Afganistán y agente secreto de la CIA. Ryan evita un colapso económico-financiero internacional al arrojar al neoyorquino río Hudson una camioneta con los explosivos elegidos por el inescrupuloso magnate ruso Viktor Cherevin, encarnado por Brannagh y decidido a perpetrar un ataque terrorista contra Wall Street y colapsar el mundo económico-financiero regido por esos dólares estadounidenses antológicamente calificados por el maestro Jorge Luis Borges de "imprudentes billetes americanos".
Durante el último bienio, en un incierto contexto macroeconómico internacional, la economía argentina ha sido protegida de tamaños colapsos por prudentes restricciones gubernativas al flujo de esos billetes imprudentes. Durante dicho bienio, pese a las atendibles medidas oficiales, han andado, tras esos billetes imprudentes, muchos argentinos, dignos resabios de la procesista Patria Financiera y de la Convertibilidad menemista-aliancista. El dólar blue ha sido el digno hijo de esa casta y su presunta honorabilidad.
El jueves 23 de enero de 2014, se cumplía el vigesimoquinto aniversario de un asalto a La Tablada definible como preanuncio de la fatídica restauración neoliberal de 1989. Una sensación térmica de 43º6 amenazaba con convertir en cera para pisos el mármol de las veredas porteñas. En la City porteña, el mercurio del termómetro financiero amenazaba con trepar tanto como el mercurio del termómetro meteorológico. El precio unitario del dólar blue orillaba los 13 pesos, mientras el valor unitario del dólar oficial trepaba a los 8 pesos. La divisa estadounidense revelaba nuevamente la imprudencia atribuida por Borges a la moneda oficial del Gran País del Norte, siniestra deidad de no pocos argentinos, que, al cierre de las operaciones bursátiles, podían deleitarse con la película de Brannagh, recién desembarcada en la cartelera cinematográfica rioplatense.
Tal vez Axel Kicillof, ministro de Economía argentino, estaba demasiado ocupado para ir al cine. Pero no para contener el colapso económico-financiero tan en ciernes en la dura realidad de la City porteña como en la vibrante ficción del film de Brannagh. En la película de Brannagh, Ryan podía decir, con esas u otras palabras, que Cherevin no era quién para decidir qué le tenía que pasar a la economía internacional. En la realidad argentina, Kicillof, momentáneamente devenido en un Ryan argentino, podía decir a los proto-Cherevin argentinos, con esas u otras palabras, que ellos no era quiénes para decidir a cuánto debía cotizar la imprudente divisa estadounidense en la patria de Borges. 
  
  

miércoles, 22 de enero de 2014

El fantasma de Roca

A principios del siglo XX, en un hotel parisino, el ex presidente Julio Argentino Roca coincidió con un hijo, una nuera y tres pequeños nietos de su fallecido predecesor presidencial Nicolás Avellaneda. La nuera de Avellaneda recriminó duramente al ex mandatario por haberse disfrazado de fantasma para asustar jocosamente, en plena noche, a sus hijos de siete, nueve y doce años.  
El fantasma de Roca fue fraudulentamente instalado en la Argentina entre 1880 y 1908, hasta ser astutamente defenestrado por el presidente José Figueroa Alcorta, fraudulentamente elegido y equívocamente subestimado por Roca. El fantasma de Roca reaparecería en 1930 de la mano del dictador José Félix Uriburu, cuyo primo hermano José Evaristo Uriburu (h), vástago de otro presidente fraudulentamente elegido, estaba casado con una hija de Roca. Reaparecería en 1932 de la mano de Julio Argentino Roca (h), tan fraudulentamente instalado en la vicepresidencia como su padre en la presidencia. Reaparecería, bajo otros nombres, de la mano de los golpistas de 1955, 1962, 1966 y 1976. Reaparecería, bajo otros nombres, de la mano de los popes neoliberales de 1976-1983 y 1989-2001 (que por algo estamparon su retrato al billete de banco de mayor valor). En la vida de los pauperizados usuarios del Ferrocarril Roca, el fantasma de Roca reaparece diariamente en la Argentina de 2014, año del centenario del fallecimiento del Zorro. Como se ve, el fantasma de Roca no se limitó a asustar a tres niños bien en un hotel parisino de principios del siglo XX. 


ferrocarril
El Ferrocarril Roca en horario pico

martes, 21 de enero de 2014

Carne de tigre

En el decenio de 1960, el líder religioso indio hindú Bhaktivedanta Swami Prabhupada polemizó con un sacerdote católico, objetor de la prohibición religiosa hindú de consumir carne vacuna (celosamente acatada por Prabhupada, quien la extendía a toda clase de carnes animales, como su compatriota Mahatma Gandhi, no así por su conciudadano Jawaharlal Nehru, a quien Louis Fischer, biógrafo de Gandhi, pinta compartiendo con Fischer una ración de chuletas de carnero, a instancias del Mahatma y en presencia de Gandhi). El interlocutor católico de Prabhupada sostenía que el cristianismo sólo consideraba sagrada a la vida humana y que Jesús no había ofendido a Dios al permitir el sacrificio del cordero consumido en la Pascua judía y compartido por Cristo y los Doce Apóstoles en la Última Cena.  

Es deseable suponer que los cristianos conquistadores ingleses de la India decimonónica no ignoraban el carácter sacrosanto otorgado por el cristianismo a la vida humana. Pero esa suposición se debilita al recordar las numerosas vidas humanas segadas por el poder imperial británico al sofocar la rebelión cipaya de 1857, lanzada por los indios hindúes y musulmanes conocidos como cipayos y afectados al servicio de armas de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Esta última había armado a sus tropas con fusiles recargables con cartuchos de papel cubiertos por membranas. Dichas membranas habían sido impregnadas de grasas provenientes de vacas consideradas sagradas por el hinduísmo o cerdos considerados impuros por el islamismo. Dichas membranas debían rasgarse con los dientes para extraer la pólvora destinada al fusil. Dicho rasgueo obligaría al organismo cipayo a contaminarse con sustancias animales vedadas al consumo humano  por las religiones hindú y musulmana.  Los británicos instaron a los indios a zanjar la situación reemplazando la grasa vacuna o porcina por una cera de abeja o aceites vegetales seguramente poco reñidos con las creencias religiosas hindúes y mahometanas. El argumento no convenció y los cipayos lanzaron una rebelión, cuyo sangriento sofocamiento consolidaría el dominio imperial británico sobre la India hasta la declaración india de independencia en 1947. Los carnívoros y cristianos vencedores británicos de los cipayos no sólo se mofaron cruelmente de la aversión hindú o islámica hacia la carne vacuna o porcina, sino también de la creencia cristiana en la sacralidad de la vida humana, presuntamente abrazada en una Inglaterra mayoritariamente cristiana.
Décadas después, el dictador alemán Adolf Hitler se hizo con el poder absoluto en una Alemania mayoritariamente cristiana y pretendió dominar Europa. El vegetariano Hitler servía cortésmente platos de carne a sus comensales carnívoros, aunque tildándolos sardónicamente de "comedores de carroña", según declararía años después su arrepentido ex colaborador Albert Speer. A Hitler le encantaban los dulces y amaba compartirlos con los niños recibidos por el Führer en su residencia estival de BerchtesgadenHitler amaba a los perros, aunque no le disgustó matar a su perro predilecto para comprobar la eficacia del veneno destinado al suicidio del dictador. A Hitler no le gustaba comer animales, aunque no le disgustaba matar ciertos seres humanos, para su gusto despreciables. Sus víctimas humanas favoritas eran unos judíos contrarios al consumo de carne porcina, vacuna con sangre o mezclada con lácteos. Al abstemio Hitler no podían agradar esos  judíos proclives a bendecir el vino de sus comidas de shabatHitler tenía partidarios tan amantes del abstemio Führer como de la cerveza servida en esas cervecerías muniquesas destinadas a presenciar el advenimiento del nazismo. A los partidarios de Hitler no agradaban esos judíos renuentes a degustar ese tocino tan rechazado por el Führer como apetecido por los sitiadores germano-hitlerianos de un ghetto judeo-varsoviano con rabinos obligados por sus sitiadores a autorizar excepcionalmente a sus feligreses a consumir una carne de tocino rechazada por la ley judía y destinada a salvar las vidas humanas acosadas por la escasez de alimentos impuesta a Europa por la Segunda Guerra Mundial, la peor carnicería humana de la Historia. 
El principal estadista antihitleriano era el premier británico Winston Churchill, cuyo apego al cigarro y al whisky contrastaban con la aversión hitleriana al tabaco y a las bebidas alcohólicas. Churchill desayunaba gustosamente huevos fritos con tocino y no comprendía a ese Gandhi formado como abogado en el Londres victoriano, que no comía carne, había reemplazado (e instado a reemplazar) los trajes ingleses producidos por máquinas textiles por blancos taparrabos indios hilados a mano, cuestionaba severamente el consumo de tabaco y alcohol y era capaz de estar tres semanas sin comer para protestar contra los abusos del dominio imperial británico sobre la India.
La aversión hindú, musulmana o judeo-ortodoxa a la carne porcina, vacuna con o sin sangre o mezclada con lácteos parece sonar a cándida superstición en este mundo de judíos liberales despreocupadamente aficionados a las salchichas de Viena y milanesas a la napolitana y aparentemente propensos a tildar de pérdida de tiempo a la costumbre de limitar las compras de carne a las carnicerías kosher. Para el actual ser humano promedio, el destino de la vaca o cerdo parece ser el consumo humano. Pero el destino de la Humanidad no es convertir al ser humano en su propio ejecutor. Por intentar hacérselo notar al régimen nazi, penó en un campo de concentración, junto con otros sacerdotes católicos antinazis, ese Maximiliano Kolbe canonizado por un Juan Pablo II sometido a los vejámenes germano-nazis y soviético-comunistas en su amada Polonia natal y próximo a ser canonizado por el primer Papa argentino.
El destino de la Humanidad no es convertir al ser humano en su propio ejecutor, ni en el exterminador de animales no destinados a la subsistencia material humana. Los cipayos se pronunciaron contra la Inglaterra victoriana en una India famosa, entre otros motivos, por albergar tigres similares al tigre evitablemente ultimado en el verano cordobés de 2014. Se podrá argüir que su exterminador no poseía los recursos necesarios para neutralizarlo sin matarlo. Pero también debe recordarse que la Humanidad no necesita carne de tigre para alimentarse.


Tigre muerto en Córdoba           

  Tigre asiático fugitivo ultimado en la localidad cordobesa de Paso Viejo en enero de 2014

lunes, 20 de enero de 2014

Furia contenida

En su hermosa novela La plaza del diamante, publicada en 1962, la escritora catalana Mercè Rodoreda narra las desventuras de una mujer barcelonesa, llamada Natalia, quien conlleva sufridamente los rigores de la vida de su ciudad natal durante la Gran Depresión, la fallida Segunda República Española y la Guerra Civil Española. Como otras mujeres de su generación, Natalia se ve constreñida a acatar el destino de sumisión incondicional y furia contenida impuesto por el varón. Tal como Cataluña parece verse constreñida a acatar su destino de sumisión incondicional a Madrid. 
Contener la furia no parecía figurar entre los planes de las palometas impiadosamente lanzadas, durante el último mes, sobre las playas del Paraná rosarino, como la concurrida Rambla Catalunya, sintomáticamente bautizada en honor a una Cataluña actualmente afanada en emanciparse de la tutela madrileña, para desgracia de un Juan Carlos I irónicamente parido por una princesa borbónica fecundada por un conde de Barcelona. Si a Cataluña le está costando emanciparse de Madrid, al Paraná santafesino le está costando emanciparse de la furia de las palometas, mucho menos contenida que la furia de la Natalia de Rodoreda.



Chiste sobre palometas publicado el 7.01.2014 en Victoria, diario de la homónima ciudad entrerriana, situada a la altura de las playas rosarinas recientemente atacadas por palometas  

viernes, 17 de enero de 2014

De aquí a la Eternidad

En 1998 yo tenía veintiocho años y me psicoanalizaba con un médico psicoterapeuta  del barrio porteño de la Recoleta, cuyo histórico cementerio solía recorrer antes de mis sesiones psicoanalíticas, extrañándome el grado de deterioro y abandono acusado por muchas sepulturas de la más aristocrática necrópolis porteña. Junto a los cuidados sepulcros de figuras públicas se erguían sepulturas de ilustres desconocidos, fallecidos en fechas inmemoriales y evidentemente carentes de descendientes ocupados de sus tumbas. ¿A quién se puede obligar a cuidar del sepulcro de un tatarabuelo que jamás conoció? Por algo lord Carnavon pudo entrar en la tumba de Tutankamón como Perico por su casa y alzarse con el sarcófago de oro macizo del faraón. Si un aristócrata inglés del siglo XX d.C.pudo profanar el sepulcro de un rey egipcio del siglo XIV a.C., ¿a qué Juan de los Palotes del siglo XXX d.C.se le podrá prohibir que saquee la modesta tumba de un comerciante del siglo XIX d.C.?
En los últimos dos decenios, he visto cómo diversos cementerios, públicos o privados, fagocitaban impiadosamente los restos mortales de seres queridos míos. Meses atrás, la enfermedad mortal de mi madre me obligó a ocuparme de la cremación de los restos de mi abuelastro, fallecido en 1998 y sepultado por su pedido expreso en un panteón mantenido en el cementerio de la Chacarita por el sindicato de mi abuelastro, cuyos reglamentos exigen cremar restos de afiliados con más de diez años de fallecidos, con su posterior reubicación en los nichos ceniceros del panteón sindical de mi abuelastro. Hace tres días, sin ir más lejos, acompañé el occiso de mi madre a un cementerio privado de Escobar, donde ya yacían los restos de mis dos abuelas y mi abuelo paterno. 
Tengo 43 años. ¿Quién se ocupará de los sepulcros de mis ancestros cuando yo ya no esté en este mundo o esté demasiado anciano y limitado como para ocuparme de sepulturas familiares? ¿Deberé pedírselo a mi sobrino, nacido en 2011, que jamás conoció a mis abuelos y acaba de perder a su abuela materna dos meses después de su segundo cumpleaños?
La inviabilidad de los sepulcros indefinidamente preservados me pone en guardia contra los cementerios y el polémico negocio funerario. Afortunadamente, existen alternativas. Años atrás tuve un vecino de ascendencia lituana, huérfano de padre desde los doce años. La madre de mi vecino no había podido costear el sepelio de su marido, optando por donar el cadáver de su esposo a una Facultad de Medicina, cuyos futuros galenos de aquel entonces solían disecar cadáveres humanos. Los avances de la medicina científica permiten trasplantar órganos vitales cadavéricos a seres humanos vivos requeridos de trasplantes orgánicos. Basta con que el difunto haya dejado constancia expresa de donación.
En la India no se entierra a los muertos. Se los crema y se dispersan sus cenizas en ríos considerados sagrados por el hinduismo. Los musulmanes prescinden inteligentemente de los onerosos y superfluos ataúdes, limitando la indumentaria fúnebre a sencillas mortajas verdes, color del Islam. Atrás ha quedado, en la Argentina, la engorrosa costumbre del año de luto riguroso, seguido de un año de medio luto e impuesto a nuestros mayores en su niñez.
Los muertos sólo pertenecen, en última instancia, a la Eternidad. De allí la conveniencia de las costumbres fúnebres sencillas. Confiemos nuestros difuntos a nuestro corazón, no a las funerarias.


El arqueólogo Howard Carter, socio científico de lord Carnavon, analizando el cadáver embalsamado de Tutankamón en el Egipto de 1922 




                

           

miércoles, 15 de enero de 2014

La quinta es la vencida

En su biografía de Ricardo Balbín, Adrián Pignatelli refiere una audiencia informal concedida por Ricardo Balbín a su correligionario Ricardo Honorio Pueyrredón. En dicha ocasión, Pueyrredón y su esposa se presentaron en el domicilio particular de un Balbín confinado a un lecho de enfermo, próximo a fallecer y extrañamente regocijado por las frecuentes visitas del futuro presidente Raúl Alfonsín, presunto antagonista intrapartidario de Balbín:
"(Balbín): Raúl viene muy seguido. Y cada vez que viene se me alegra el corazón.
"Alertado de que Pueyrredón intentaba cambiar de conversación, (Balbín) insistió: "No me cambies de tema. (...) Raúl es el hombre."
"(Pueyrredón):  ¿El hombre para qué? El hombre sos vos. 
"(Balbín): ¿Yo? ¿Quinta vez candidato a presidente? (...) De este camastro no me voy a levantar más. (...)". 
Balbín falleció el 9 de septiembre de 1981, a la edad de 77 años, tras cuatro intentos infructuosos de convertirse en presidente de la Nación Argentina. En 1951 y 1973, Balbín había competido por la presidencia con su rival histórico Juan Domingo Perón, noblemente reconciliado con Balbín durante el último cuatrienio de la vida de Perón, cuyo primer gobierno lo encarcelase e indultase en 1950-1951. En 1958, Balbín había disputado el Sillón de Rivadavia a su rival intrapartidario Arturo Frondizi, compañero de fórmula de Balbín en 1951. En 1973, Balbín había perdido la presidencia a manos del peronista Héctor José Cámpora, presidente de la Cámara Baja federal durante la diputación nacional de Balbín.
Pueyrredón no parecía tener una visión muy realista de las posibilidades psicofísicas y políticas del Balbín de 1981. Al Balbín derrotado por Perón, Frondizi y Cámpora estaba por derrotarlo la Muerte, que termina derrotando a todo ser humano. La Muerte también derrotaría a mi madre, quien, en la madrugada de ayer, perdió su quinta batalla contra el cáncer, finalizada seis meses antes de cumplir la edad mortuoria de un Balbín tempranamente privado del afecto maternal y consiguientemente proclive a llamar Madre a su esposa Indalia Ponzetti. En la Argentina de 1983, año de la asunción presidencial de Alfonsín, un spot publicitario televisivo exhibía las polémicas de dos cónyuges sobre las virtudes culinarias de sus respectivas madres, haciendo particular hincapié en las habilidades de sus progenitoras para preparar los fideos promocionados por el aviso. En dicho aviso, cada consorte negaba rotundamente la posibilidad de disfrutar de los citados fideos si no se los preparaba "como los hace mi mamá". Mi madre cocinaba muy bien. Es en tu honor, madre de mi alma, que lanzo este espacio.


Balbín preso (1950)

   N.del a.Pignatelli refiere el encuentro de Balbín y los esposos Pueyrredón  en su obra Ricardo Balbín, el presidente postergado/2Biblioteca Política Argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1992, vol.364, p.175