miércoles, 26 de febrero de 2014

Jaque a la soledad

El website del matutino porteño La Nación ha exhibido imágenes de diversas creaciones artísticas del uruguayo Carlos Páez Vilaró, fallecido días atrás a la edad de 90 años. Una de dichas imágenes exhibe un cuadro de reminiscencias cubistas, titulado Jaque a la soledad. En su cuadro, Páez Vilaró exhibe un ajedrecista aparentemente concentrado en un solitario ajedrecístico, efectuando una jugada de jaque con una pieza de su tablero de ajedrez.


  
Carlos Páez Vilaró. Jaque a la soledad (1995)


¿Está solo el ajedrecista de Páez Vilaró? A simple vista, sí; no parece tener ningún rival ante sí. Rivaliza consigo mismo. En su tablero se ven pocas piezas, como si el ajedrecista hubiese diezmado impiadosamente las piezas de su presunto autorrival.
El presunto solitario ajedrecístico de Páez Vilaró está siendo jugado por alguien consciente y temeroso de los riesgos de la soledad. De una soledad difícil de combatir. Es sugestivo que Páez Vilaró haya pintado Jaque a la soledad en 1995, con las vías de comunicación diversificadas por la expansión de la telefonía móvil y del advenimiento de la Internet. Con su Jaque a la soledadPáez Vilaró parece aludir a problemas comunicacionales aparentemente irresolubles en plenitud por una Humanidad tan capaz de autosatisfacerse como de autoboicotearse. Un jaque efectivo a la soledad podría beneficiarnos altamente. Pero, desde sus remotos albores, los seres humanos se han revelado tan capaces de entenderse mutuamente como de negar tajantemente toda posibilidad de entendimiento recíproco.  


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