domingo, 8 de junio de 2014

Caminos reales

El 3 de mayo de 2014, en una nota publicada en el matutino porteño La Nación Martín Rodríguez Yebral tildó de "sinuoso" el camino a recorrer por los príncipes de Asturias hacia el trono español. Faltaba más de un mes para el histórico anuncio de abdicación del rey Juan Carlos I, que, en no muchos días,  obligará al príncipe Felipe de Borbón a convertirse en el rey Felipe VI de España y a la princesa Letizia Ortiz a devenir en la reina Letizia del mismo país ibérico.

Si Rodríguez Yebral repasara la historia española de los últimos tres siglos, percibirá que la trayectoria histórica de los Borbones españoles ha sido accidentada desde sus inicios, a comienzos del siglo XVIII, cuando el rey francés Luis XIV necesitó una guerra sucesoria y la paz de Utrecht para imponer en el trono español a su nieto Felipe de Anjou. En 1808 Napoleón I obligó a Carlos IV y Fernando VII a abdicar en favor de José Bonaparte. Isabel II necesitó las guerras carlistas para ser coronada y acabó sus días contemplando, desde su larguísimo exilio parisino, una restauración borbónica consumada tras el fallido reinado de Amadeo de Saboya y la efímera Primera República Española. Alfonso XIII murió en su exilio romano, tras perder el poder a manos de Miguel Antonio Primo de Rivera y el trono a manos de la frustrada Segunda República Española. El padre de Juan Carlos I fue obligado por Franco a abdicar sus derechos sobre la Corona en beneficio de su hijo, jaqueado en 1981 por el Tejerazo. Nunca han tenido una vida fácil, pese a la sobria elegancia española de sus palacios madrileños. 

Manuel Gálvez atribuye una curiosa sentencia a Hipólito Yrigoyen, argentino de ascendencia vasco-española: No podemos hablar de caminos reales cuando ni huellas tenemos Los Borbones españoles han debido invertir muchas huellas en sus caminos reales.

Felipe de Borbón con su esposa Letizia y sus hijas Leonor y Sofía



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