miércoles, 16 de julio de 2014

Borges y Menotti

Ayer, en una columna del matutino porteño La Nación, Fernando Laborda postulaba el inevitable regreso a la realidad posterior a la consagración de la Argentina como subcampeona mundial de fútbol en Brasil [1].
Volver a la realidad desde el Mundial 2014 implica, entre otras tantas cosas, considerar la reciente evacuación de 200.000 inundados paraguayos y 14.000 inundados argentinos. En abril de 2013, con el cardenal Jorge Mario Bergoglio recién convertido en el Papa Francisco, hubo porteños que hicieron cola con el auto en la Catedral Metropolitana, sede del arzobispado del nuevo pontífice, para donar colchones para los inundados de La Plata, capital de una de las provincias más ricas del país. El efecto Francisco beneficiaba a los castigados platenses.
El efecto Messi, en cambio, restó raudamente visibilidad mediática a los inundados paraguayos y del Nordeste argentino de 2014. Y también se la restó a los muchos  porteños que, seguramente, efectuaron donativos, durante el Mundial, para los inundados paraguayos y del Nordeste argentino de 2014seguramente más carenciados que los inundados platenses de 2013. Para los medios porteños, la principal noticia de esos días parecen haber sido los goles de Lionel Messi, que muchos formoseños deben haberse visto obligados a ver en centros de evacuación. Parece que a los porteños sólo nos asusta que se inunde Belgrano, que, pese a ser uno de los barrios porteños más ricos, sigue sin tener las óptimas defensas contra las inundaciones disfrutadas desde 1998 por La Boca, uno de los barrios porteños más pobres. 
Hubo argentinos que rompieron vidrieras y saquearon negocios para quejarse porque Argentina había salido subcampeón mundial de fútbol en vez de salir campeón. Como si el kiosquero de la esquina tuviera la culpa. Y eso que Argentina llevaba 24 años sin ser finalista de ningún mundial de fútbol. Y eso que en los últimos 36 años Argentina ha ganado dos campeonatos mundiales de fútbol y dos subcampeonatos.
Hubo argentinos que rompieron vidrieras y saquearon negocios para quejarse porque Argentina había salido subcampeón mundial de fútbol en vez de salir campeón. ¿Cómo deberían haber reaccionado los inundados paraguayos y del Nordeste argentino, obligados a embarrarse los pies en aguas lodosas, probablemente transitadas por animales peligrosos, mientras muchos argentinos parecían considerar que el futuro de su país dependía de cuánto barro juntaran los botines de Messi & Cía.en las canchas brasileñas?
¿Cómo deberían haber reaccionado esos inundados¿Incendiándole la casa a su presidente, a su gobernador, a su intendente, o algo peor...?
Existen males peores que salir subcampeón en vez de salir campeón. Y también existe la posibilidad de enfrentar esos males con altura moral, como lo han demostrado los miles de inundados paraguayos y del Nordeste argentino.
Salir subcampeón no es la muerte de nadie. Una inundación puede significar la muerte de muchos.
El Mundial no es la única noticia digna de ser seguida. Es difícil que los inundados paraguayos hayan estado pendientes de los partidos del Mundial de 2014Paraguay no había clasificado para el magno certamen futbolístico. muchos paraguayos deben haber perdido sus televisores en las recientes inundaciones guaraníes.
Y los medios meta hablar del Mundial... Como si el futuro de la Humanidad dependiera de 22 tipos corriendo detrás de una pelota...
Por algo el maestro Borges despreciaba el fútbol. Aunque no abandonase su habitual cortesía al recibir a su admirador archifutbolístico César Luis Menotti. Admiro el talento de Borges. No comparto su desprecio por el fútbol. Escribo estas líneas junto a un banderín de un Boca Juniors alguna vez dirigido por Menotti y contento del subcampeonato mundial obtenido por un plantel futbolístico alguna vez dirigido por el Flaco.
No comparto el desprecio de Borges por el fútbol, pero creo comprenderlo. Quizá Borges notara demasiada pasión futbolística entre sus compatriotas. Esa pasión excesiva nos permitió visualizar muy desmedidamente los goles de Messi y muy deficientemente los padecimientos de millares de inundados paraguayos y del Nordeste argentino.



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César Luis Menotti posa junto a una fotografía recordatoria de su encuentro de 1978 con Jorge Luis Borges, celebrado poco después de la primera consagración de la Argentina como campeona mundial de fútbol, obtenida por un plantel futbolístico dirigido por Menotti 

Notas:

[1] Cf.http://www.lanacion.com.ar/1709962-volver-a-la-realidad#lf_comment=188760250

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