lunes, 14 de julio de 2014

Segundo premio

Otro Mundial quedó atrás. Esta vez, con Argentina finalista y subcampeona mundial por primera vez en 24 años.
No es poco honor. Ni tampoco poco logro. Como tampoco lo es ser compatriotas del actual Papa y de la actual reina de Holanda. Sin embargo, para muchos argentinos un subcampeonato mundial de fútbol parece saber a poco logro. Así lo trasuntaban las sombrías facciones de Lionel Messi al recibir su medalla de subcampeón mundial y premio al mejor jugador del Mundial.
Los argentinos deberíamos disfrutar más de nuestros logros. Un argentino nacido en 1991 jamás había visto a su patria llegar a finalista en un Mundial de Fútbol. No haber visto el oro en manos argentinas, en el Maracaná, no es motivo de tragedia nacional. A falta de pan, buenas son tortas. A falta de premio mayor, bueno es el segundo premio. Ser subcampeón mundial no es ninguna vergüenza. Aunque sea mayor mérito ser campeón.

Hincha argentino abrazado a un hincha alemán durante el Mundial de Fútbol de 2014 

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