jueves, 17 de abril de 2014

Trenes a San Pedrito


Boletos especiales del transporte público romano, emitidos con motivo de la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, prevista para el domingo 27 de abril de 2014
El arzobispo argentino Jorge Mario Bergoglio (hoy Papa Francisco) viajando en el subte porteño en 2008


En 2008, ningún  futuro papal parecía vaticinar para sí el austero cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Tres años antes, el cónclave cardenalicio lo había relegado a un segundo término en la elección del sucesor de Juan Pablo II, pronunciándose a favor del cardenal alemán Joseph Ratzinger, elevado al ministerio petrino bajo el anacrónico nombre papal de Benedicto XVI. En abril de 2005, enterrado el papa Wojtyla y asegurado su reemplazante, Bergoglio había retornado a su arzobispado porteño. 
El 17 de diciembre de 2011 Bergoglio cumplía 75 años, la edad máxima autorizada a un obispo en funciones. Bergoglio remitió su dimisión reglamentaria al papa Ratzinger y se resignó a esperar su jubilación y su ingreso en el geriátrico eclesiástico del barrio porteño de Flores. En febrero de 2013, Bergoglio seguía esperando su bien ganado retiro. Repentinamente, Benedicto XVI anunció su decisión de convertirse en el primer pontífice dimisionario en casi seiscientos años. En vez de seguir aguardando sus cuarteles de invierno, Bergoglio reemplazó los últimos calores porteños por los últimos fríos romanos, esperando hallar destinos menos sombríos en la ribera oriental del Atlántico. Y los halló, aunque al precio de reemplazar el cardenalato emérito por el papado, el status de estrella internacional y una nominación al Premio Nobel de la Paz. A los 76 años se abría ante Bergoglio, convertido en el papa Francisco, un destino impensado a su edad.
En 2008, con sus septuagenarias asentaderas estoicamente emplazadas sobre los duros bancos de madera del subte A, el actual pontífice, oriundo de Flores, distaba seguramente de imaginar que algún día el subte A llegaría a la Avenida San Pedrito, límite oficial entre Flores y Floresta. Y, seguramente, distaba aún más de imaginar que algún día poseería la potestad necesaria para decretar la canonización de dos pontífices. Uno de los pontífices canonizados por el papa Bergoglio sería Juan XXIII, fallecido apenas inaugurado el Concilio Vaticano II, con el joven Bergoglio sometido a los rigores del seminario. El otro pontífice canonizado por el papa Bergoglio sería Juan Pablo II, que creara el cardenalato de Bergoglio en 2001. El Bergoglio de 2008 distaba seguramente de imaginar que algún día el subte y colectivos romanos lanzarían boletos especiales para asistir a la ceremonia de canonización de los papas Roncalli y Wojtyla. Y, seguramente, distaba aún más de imaginar que dicha ceremonia sería presidida por un papa curiosamente apellidado Bergoglio.   


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